Por tercer año consecutivo la banda mexicana Maldita Vecindad celebrará el Día de Muertos, una de las celebraciones más relevantes en el país, con un concierto, pero esta vez contará con otros grupos que, junto a ellos, celebrarán la tradición popular que ha revivido en los últimos años.

«En esta ocasión lo ampliamos. Los dos primeros años era concierto de la Maldita pero este año ampliamos a festival, invitamos a carnalitos (amigos) de otras bandas y también a bandas nuevas para compartir valores culturales que son muy necesarios ahorita en nuestra sociedad mexicana», dijo el vocalista y fundador de la banda, Roco Pachukote, este martes en conferencia de prensa.

En el festival «Día de muertos en la vecindad: Ofrenda a los ancestros», que se celebrará el próximo 28 de septiembre en el Velódromo de Ciudad de México, tocarán bandas como Salón Victoria, Sekta Core, Gambeat (músico de Mano Negra), Save Ferris, Son Rompepera, Lost Acapulco o Los Cogelones, entre otros.

«Es una celebración de la cultura popular ancestral mexicana», dijo Pachukote, a la vez que recordó que será un evento familiar en el que los niños también podrán disfrutar no solo de la música, sino también de una gran ofrenda prehispánica y diversas actividades que estarán llevándose a cabo en el lugar.

«Después de la pandemia todos nos dimos cuenta del legado de ancestros, de que todos estamos interrelacionados, todos dependemos de todos. Nos dimos cuenta de que vivimos en sociedades profundamente enfermas de desconexión, consumismo, soledad y depresión», expuso Pachukote.

Maldita Vecindad ha sido desde sus inicios fiel defensor de la cultura y la tradición mexicana y en 1985, pocos meses después de uno de los temblores más mortíferos que vivió el país, hizo el primer concierto en estas fechas.

«Habían pasado pocos meses e hicimos el concierto porque para nosotros el Día de Muertos y más en ese tiempo con tanto duelo y tanta dificultad tenia un significado muy profundo», recordó el cantante.

Añadió además que para la banda en ese momento lo importante fue tomar la tradición popular con un valor «de sanación y memoria» frente al duelo del terremoto.

«Fue chido (bueno) porque a partir de ahí nuestra generación volvió a abrazar Día de Muertos con toda su riqueza espiritual», terminó.